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viernes, 15 de junio de 2012

Etiología


El VIH es miembro del género lentivirus, parte de la familia Retroviridae. Los lentivirus tienen muchos puntos en común, morfologías y propiedades biológicas. Muchas especies son infectados por lentivirus, que se caracterizan por ser responsables de enfermedades de larga duración con un largo período de incubación. Los lentivirus son virus encapsulados que se transmiten con una sola hebra y de sentido positivo. A la entrada de la célula hospedadora, el genoma ARN viral se convierte en un ADN de doble cadena codificada por la transcriptasa inversa que está presente en la partícula viral. Este ADN viral se integra en el ADN celular por una integrasa codificada por el mismo firus, junto con los cofactores de la célula huesped, a fin de que el genoma pueda ser transcrito. Después de que el virus ha infectado a la célula, son posibles dos vías: o bien el virus se vuelve latente en la célula infectada que sigue funcionando normalmente, o bien el virus se activa y replica en un gran número de partículas virales que son liberadas y pueden infectar a otras células.

Factores de riesgo

Las vías de contagio del paciente pediátrico son distintos que los de un paciente adulto, por lo tanto, los factores de riesgo también varían y se fundamentan en la madre, en los procedimientos obstétricos y en las condiciones del bebé.
Factores de riesgo maternos: Carga viral y compromiso inmune de la madre. Si la carga viral materna es <1000 copias/ml, el riesgo de contagio del neonato es virtualmente cero. Si la carga viral está entre 1000-10.000 copias/ml el riesgo para el bebé sube a un 16%.1 Si la carga viral es >101.000 copias/ml, el riesgo sube a un 40%. Por su parte, si el contaje de CD4+ es <200, el riesgo se acerca a un 43%, mientras que si el contaje linfocitario es >600, el riesgo al nacer baja a un 15%.
Factores de riesgo obstetricos: ruptura prematura de membranas (RPM), corioamnionitis y el tipo de parto que se relacionan a una mayor o menor posibilidad de contacto del feto con sangre o secreciones maternas infectadas.1 Así, si el parto es por cesárea electiva y se le administra antirretrovirales al bebé, el riesgo de contagio es de 2% y sin los fármacos el riesgo después de una cesárea sube a un 10%.2 Si la RPM ocurrió menos de 4 horas antes del nacimiento el riesgo de contagio es de un 14% y si la RPM ocurrió más de 4 horas antes del nacimiento, el riesgo sube a 25%.
Factores de riesgo del recién nacido: prematuridad, bajo peso, ser el primer gemelar y la lactancia materna afectan el riesgo de contagio de un neonato.1
De acuerdo a lo anterior y en ausencia de lactancia materna, el 30% de la transmisión vertical ocurre intrauterino, mientras que el 70% ocurre cercano al parto o intraparto. El VIH no se contagia a través de la orina, del excremento, del vómito, de la saliva ni del sudor. No existe evidencia de contagio por tener contacto casual, como por ejemplo, vivir en el mismo hogar, sentarse al lado o jugar con una persona con sida o con infección por el VIH.
Los adolescentes de 13 a 24 años constituyen un grupo de riesgo para la adquisición de la infección por VIH. En América Latina la actividad sexual se inicia a edad temprana. En Argentina, por ejemplo, el 44% de las jóvenes se inician sexualmente entre los 15 y 19 años y la mayoría no se protege con preservativos. Se ha observado que los adolescentes que reciben información adecuada aprovechando las oportunidades de consulta al sector salud por otros motivos, retrasan el inicio de las relaciones sexuales y tienen menor riesgo de padecer enfermedades de transmisión sexual. 

VIH en el niño

Niños huérfanos por el sida en Malawi, África, donde hay cerca de 2 millones de huérfanos y niños vulnerables de una población total de 13 millones de personas. En otras palabras, casi 1 de cada 6 personas en el país es huérfano o un niño en riesgo.
El VIH en el niño es la infección por el virus VIH en pacientes de edad pediátrica, desde el nacimiento hasta los 15 años de edad. Por razón de que el VIH se transmite de forma vertical a partir de madres VIH seropositivas, la tasa de infección en niños es elevada a nivel mundial. La exposición de un niño puede ocurrir desde antes del embarazo, por transmisión intrauterina, durante el parto o a través de la lactancia materna. Hasta 1994 la transmisión materno-infantil era del 15-25% en Europa y EUA, 20% en Tailandia y entre el 25-40% en América Latina y África.1 El concepto de transmisión perinatal abarca todas las posibilidades de contagio que pueden ocurrir durante el periodo de gestación, trabajo de parto, parto y la exposición a leche materna durante el postparto. La transmisión perinatal es la vía de contagio por VIH más frecuente en la población menor de 18 años en Estados Unidos y el mundo.

Factores a tener en cuenta

Entre los factores que favorecen la expansión de la prueba de VIH están:
  • La disminución del estigma y la discriminación.
  • La información sobre el mayor acceso al tratamiento.
  • La reducción del costo de las pruebas.
  • La simplificación de las pruebas.
  • La capacitación de asesores.
  • La presión de las compañías farmacéuticas, para las que supone un negocio astronómico.
Un grupo de instituciones actuante en América Latina creó la Iniciativa Hazte la Prueba,6 cuyo objetivo es compartir estrategias para promover la prueba de VIH. De acuerdo con la Iniciativa, algunas de las motivaciones para que las personas accedan a los servicios de prueba de VIH y asesoría son:
  • Conocer el estado serológico.
  • Esperanza de tener un resultado negativo.
  • Tranquilidad (disminución de la ansiedad causada por la incertidumbre del estado serológico).
  • Volver a empezar (nueva oportunidad para cuidarse responsablemente).
  • Acceder a información sobre el virus y sus vías de transmisión.
  • Las personas con un resultado negativo pueden protegerse y proteger a los demás de la infección.
  • Las personas con un resultado positivo pueden acceder a servicios de atención, tratamiento, apoyo nutricional y psicológico. Asimismo pueden protegerse y proteger a los demás de la infección.
Reducir el estigma y discriminación y fomentar la solidaridad con las personas con VIH.

Descripción

La prueba del VIH muestra si el virus que causa el sida está presente en la sangre. Una vez que el virus es introducido al cuerpo, el sistema inmunitario comienza a producir anticuerpos. En este caso, los anticuerpos no pueden combatir la infección, pero su presencia es utilizada para detectar si una persona tiene el virus en su cuerpo. En otras palabras, la mayoría de las pruebas para el VIH buscan los anticuerpos que combaten el VIH en lugar de buscar el VIH por sí solo.
La prueba del VIH más común utiliza la sangre para detectar la infección. También hay pruebas que utilizan saliva u orina. Obtener los resultados de algunas de las pruebas toma varios días, pero la prueba rápida puede dar los resultados en solo 20 minutos. Todas las pruebas que resultan positivas deben ser seguidas por otra para confirmar el resultado

Según la Organización Mundial de la Salud, los estudios llevados a cabo en África Subsahariana demuestran que sólo un 12% de los hombres y un 10% de las mujeres se han realizado una prueba de VIH y recibieron sus resultados. El incremento del conocimiento del estado serológico respecto al VIH es crítico para expandir el acceso oportuno al tratamiento y atención al VIH, y ofrece a las personas viviendo con el VIH una oportunidad para recibir información y herramientas para prevenir la transmisión a otras personas. Es esencial incrementar el acceso a los servicios de prueba de VIH y asesoría para lograr el acceso universal a la prevención, tratamiento y atención del VIH respaldado por los líderes mundiales del G8 en el 2005 y por la Asamblea General de las Naciones Unidas en el 2006
En América Latina y el Caribe el número de personas que se hace la prueba crece rápidamente. En el 2005, de 772.000 personas de la región conocieron su estado serológico, según la Organización Panamericana de la Salud. En Brasil, el 25,4% de la población adulta se había hecho la prueba por lo menos una vez en la vida, según una encuesta realizada en el 2004. Entre las mujeres el promedio fue de 30,8% y, entre los hombres, 19,9%


Periodo ventana

Es importante señalar que si una persona tiene dudas de estar infectado, tiene que esperar algún tiempo antes de realizarse una prueba, ya que la prueba busca la reacción del cuerpo , no el virus. A eso se refiere la expresión Periodo ventana.
"Puesto que los anticuerpos contra el VIH tardan algún tiempo en formarse, una prueba de anticuerpos contra el VIH no dará resultados positivos inmediatamente después de que la persona se infecta. La demora típica oscila entre 14 y 21 días, pero varía en cada persona. Casi todas las personas infectadas por el VIH tendrán anticuerpos detectables al cabo de 3 a 6 meses de producirse la infección."2 En algunos casos de infeccion simultánea de Hepatitis C y VIH los pacientes, trabajadores en medicina, dieron positivo recien a unos 12 meses de ser infectados. El uso de medicamentos Antirretrovirales puede también alterar los resultados. 

Prueba de detección del VIH

El embajador de Estados Unidos contra el SIDA, Randall Tobias, haciéndose (cara al público) la prueba del VIH en Etiopía, para luchar contra el estigma esta práctica.
La Prueba de detección del VIH, desde el punto de vista del diagnóstico molecular, consiste en una prueba como ELISA o Western blot, en el que se inmovilizan en el gel proteínas específicas del virus (de la envuelta, la polimerasa, etc.), que interaccionarán con los anticuerpos que ha desarrollado un paciente enfermo que están presentes en la sangre.
Este complejo proteína-anticuerpo es revelado mediante la adición de un anticuerpo unido a una enzima que produce una reacción colorimétrica. Esta prueba solo permite distinguir entre presencia o ausencia del virus (aunque, según el prospecto del propio test, ni siquiera permite eso)1 , pero no el grado de virulencia, para lo que hay que realizar pruebas de carga viral mediante técnicas de PCR o RT-PCR que permitan cuantificar el nº de copias del virus por ml, mediante una amplificación específica de zonas concretas de su genoma.
Importantes científicos cuestionan su relación con el SIDA, entre ellos su propio descubridor, Luc Montagnier, que recibió por ello el Premio Nobel, o Peter Duesberg, catedrático de biología molecular y celular y miembro de la Real Academia de las Ciencias de Estados Unidos.

Tratamiento


Actualmente existen medicamentos, llamados antirretrovirales, que inhiben enzimas esenciales, la transcriptasa reversa, retrotranscriptasa o la proteasa, con lo que reducen la replicación del VIH. De esta manera se frena el progreso de la enfermedad y la aparición de infecciones oportunistas, así que aunque el sida no puede propiamente curarse, sí puede convertirse con el uso continuado de esos fármacos en una enfermedad crónica compatible con una vida larga y casi normal. La enzima del VIH, la retrotranscriptasa, es una enzima que convierte el ARN a ADN, por lo que se ha convertido en una de las principales dianas en los tratamientos antirretrovirales.19
En el año 2007 la Agencia Europea de Medicamentos (EMEA por sus siglas en inglés) autoriza el fármaco Atripla que combina tres de los antirretrovirales más usuales en una única pastilla. Los principios activos son el efavirenz, la emtricitabina y el disoproxilo de tenofovir. El medicamento está indicado para el tratamiento del virus-1 en adultos. 20
El común denominador de los tratamientos aplicados en la actualidad es la combinación de distintas drogas antiretrovilares, comúnmente llamada "cóctel". Estos "cócteles" reemplazaron a las terapias tradicionales de una sola droga que sólo se mantienen en el caso de las embarazadas VIH positivas. Las diferentes drogas tienden a impedir la multiplicación del virus y, hacen más lento el proceso de deterioro del sistema inmunitario. El "cóctel" se compone de dos drogas inhibidoras de la transcriptasa reversa (las drogas) AZT, DDI, DDC, 3TC y D4T) y un inhibidor de otras enzimas las proteasas.
Al inhibir diferentes enzimas, las drogas intervienen en diferentes momentos del proceso de multiplicación del virus, impidiendo que dicho proceso llegue a término. La ventaja de la combinación reside, justamente, en que no se ataca al virus en un solo lugar, sino que se le dan "simultáneos y diferentes golpes". Los inhibidores de la transcriptasa inversa introducen una información genética equivocada" o "incompleta" que hace imposible la multiplicación del virus y determina su muerte. Los inhibidores de las proteasas actúan en las células ya infectadas impidiendo el «ensamblaje» de las proteínas necesarias para la formación de nuevas partículas virales.
En 2010 se comprobó la eliminación del virus de un paciente con leucemia al recibir un transplante de médula de un donante con una muy rara mutación genética que lo vuelve inmune a una infección con HIV; se recuperó de ambas enfermedades. Siendo una mutación muy rara y una operación con altos riesgos, la posibilidad de que esto se vuelva una solución practica es casi inexistente de momento. A pesar de los resultados, las operaciones de este tipo exigen dosis de inmunosupresores para toda la vida. El defecto genético en cuestión hace que las células T no expresen el receptor CCR5 o CXCR4 que el virus necesita reconocer para entrar a la célula

 
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